Estas chispitas me suelen pillar cualquier día y en cualquier momento. Puede ser en el trabajo, en la cocina, mientras estoy tomando café con alguna amiga o incluso en el centro comercial. 

     Son pequeñas comprensiones que me llegan de forma imprevista, y me ayudan enormemente a entender ciertas cosas que ocurren a mi alrededor. La mayoría de las veces, son respuestas a preguntas que me he estado haciendo hace tiempo. 

     La sensación, en ese momento, es como si hubiera pasado varios días sin agua y luz, y de repente una mañana encontrarme con el grifo chorreando y la tele encendida. 
¡O sea, con la boca abierta! 
*:-O surprise

     En muchas ocasiones, siento la necesidad de compartir con alguna amiga, ese algo, que en ese momento es todo un descubrimiento para mí. A partir de ahora, voy a plasmar aquí en palabras esas chispitas , para quién quiera leerlas y disfrutarlas. 

 

   EL CABALLO BLANCO

     Llevaba unos días preguntando a mis guías qué hacer frente a esas situaciones o personas que nos producen miedo, poco o mucho. La respuesta me llegó a través de un sueño. 
     Me vi al lado de un caballo blanco. Era bastante grande y tenía una mancha marroncita en su cuello. A pocos metros estaban dos amigas mías hablando entre si. 
     Yo siempre he tenido cierto respeto a los animales, sea perro, gato, caballo o cualquiera. Intento evitar ir a casa de personas que tengan mascota, a no ser que no me quede más remedio. Con el tiempo, he ido mejorando mucho en ese aspecto. 
     En el sueño, viéndome tan cerca de un caballo, casi de mi altura, me vi con cierto miedo pero a la vez con alegría, porque para mi, poder estar al lado de un animal así de grande, con el que no estoy acostumbrada, ya era un gran logro. Intenté acariciarle la cresta, pero no me vi capaz, era mucho para mi.
     De repente, el caballo levanta las patas delanteras y me agarra, levantándome del suelo. Pasé muchísimo miedo, empecé a temblar. Pensé, ``¿A qué viene esto, si por fin estaba empezando a superar mis miedos? Creo que ya jamás voy a poder acercarme a un animal.´´  Intenté llamar a mis amigas pero no me oían. Casi en lágrimas, me di cuenta que de esto me tocaba salir sola. En ese momento pensé, ``si estoy sufriendo así, ¿qué le estoy transmitiendo al pobre animalito? Miedo. Y él sólo se estaba poniendo a la defensiva, no pretendía hacerme daño. ´´ .
     Cuando me di cuenta de eso, me relaje un poco, cerré los ojos e hice un par de respiraciones. Empecé a tranquilizarme y a sentir mucho amor en mi interior, recordando aquellos momentos de mi vida que me llenaron de alegría. Poco a poco, casi se me olvidó la escena del miedo. Esa energía de amor empezó a expandirse a mi alrededor, envolviendo al caballo también. (¡Y mis amigas sin enterarse de todo lo que estaba pasando!). 
     Al ratito el caballo blanco me colocó en el suelo, con mucha suavidad y amor.  
     Significado - La vibración de amor es tan grande y potente, que ayuda a disolver enseguida cualquier sentimiento de miedo o dolor, tanto en nosotros como en los demás. Si se practica un poco, es una gran ayuda para salir de situaciones complicadas. Así de fácil, y a la vez complicado. 
     
     Prueba - Para ver si realmente lo había entendido, esa misma tarde el Universo me puso a prueba. Me tocó ir a casa de una amiga que tiene dos perros no muy pequeños. En cuanto llegué allí, empezaron a ponerse inquietos, saltando y ladrando alrededor de mi, buscando una caricia, un abrazo, mimitos. Mi amiga me dijo que no se comportaban así de `pegajosos´ con nadie. Enseguida, capté el mensaje. A pesar de todo el movimiento alrededor, intenté relajarme y concentrarme en el tema del que estábamos hablando. A la media hora más o menos, me dijo mi amiga, ``¿viste cómo se relajaron? ¡Se han quedado sedados!´´. 
     Para mi asombro, uno estaba justo detrás de mi, a la altura de mis hombros, y el otro a mis pies, los dos casi durmiéndose. ¡Y yo, a pesar de mis miedos,  ni me había dado cuenta!
Por hoy, puedo decir con alegría, ¡prueba superada! Más adelante, ya veremos.*;) winking
     Entendí la lección - En medio de un caos, se trata principalmente de saber mantenerse en calma, en nuestro centro, y no luchar para intentar arreglar la situación, sino nos puede absorber  y sin querer, podemos contribuir a que el caos ya existente aumente. EL CAOS, EN SI, ES PERFECTO. Nos trae un gran aprendizaje, precisamente el que nuestro Ser está buscando. Se trata de aceptar y agradecer al caos, y no rechazarlo o huir de ello. 
Autora: Divya Vatnani.

 

 

MEDITANDO EN LA OFICINA DE CORREOS

     Acabo de llegar  a casa. Fui a correos. Una larga cola. Mientras esperaba, en vez de desesperarme como lo hacía antes, aproveché para recapacitar ciertas cosas sobre mi misma. Me acordé de algo que dijeron en una charla que fui hace poco, "la meditación no es sólo sentarse unos minutos por la mañana, cerrar los ojos, intentando dejar la mente en blanco. Hay que practicarla las 24 horas del día, cada instante, sea comiendo, fregando, lavando los platos, en el trabajo, en un atasco de tráfico, estemos donde estemos, o con quién estemos". 
     Me quedé pensando...¿meditar las 24 horas del día?...¡qué complicado! ¿y con los ojos abiertos? ¿pero cómo?. Para eso, primero tendré que ser consciente en todo momento, sino, ni me acordaré. ¿Pero consciente de qué?. 
     En ese instante, como si fuera una cascada cayendo del cielo, me empezaron a llegar las siguientes palabras, "conscientes, de que somos seres de luz; conscientes de que somos seres de puro amor; conscientes de que hemos venido a la Tierra precisamente para eso - sembrar semillas de amor, cada uno de la mejor manera que sepa, a través de nuestros pensamientos, nuestras palabras y nuestras acciones". 
     - ¿Y porqué no lo hacemos? - pensé. 
     - "Porque nos falta la fuerza de voluntad y la consciencia suficiente. Pero el Universo que siempre está a nuestro servicio, se encarga de este tema. De vez en cuando nos manda `pequeñas sorpresas, o problemillas´ para que nos espabilemos, activando nuestra fuerza de voluntad para intentar buscar una solución, tomando consciencia y aprendiendo en el camino". 
     Al entender ésto, enseguida me puse manos a la obra. Con los ojos abiertos, me visualicé llenando todo el espacio alrededor de mi con luz de color rosa. Habrán pasado apenas 5 minutos y me tocó el turno. La chica que me atendió, estaba de muy buen humor. No la conocía de nada, y me estaba contando que esa mañana ella `pidió´ monedas porque no había en la caja. Y ahora tenía tantas que no necesitaba pedir. Ni yo le pregunté, ni ella me contó a `quién´ le pidió el cambio.  Supongo que nos entendimos mutuamente. Sin darnos cuenta, compartimos amor y alegría. 
     ¿Es eso amor incondicional? ¿Es esa la consciencia a la que se referían en aquella charla? No lo sé. Pero seguiré experimentando. 
Autora: Divya Vatnani.
UN ÁNGEL EN LA TIERRA
 
     Saliendo del supermercado, me encuentro con Patricia. Me dice: "¡Cuánto me alegro de verte! De verdad, ¡eres un Ángel en la Tierra! Me has ayudado mucho. Gracias a ti he aprendido a sonreír a la vida". Hablamos un ratito más y, vuelvo a casa.
     Me pongo a pensar...¿Yo? ¿Un Ángel en la Tierra? No me siento así. Yo me conozco muy bien. Si es cierto que tengo algo de bondad, ayudo a los demás de vez en cuando, pero también tengo mi otra parte...a veces soy torpe, meto la pata, o aburro a la gente, etc...,entonces, ¿desde qué punto de vista me ve como un Ángel?. Si yo me siento como uno cualquiera. 

     Me dio mucho por reflexionar...varios días...hasta que fui a una charla sobre la alimentación consciente, donde dijeron: " cuando nuestro cuerpo se enferma, automáticamente empezamos a concentrarnos en todo tipo de enfermedades y malestares - mi tío está mal del hígado, a mi amiga le extirparon la vesícula biliar, aquella tiene un problema grave en los riñones, etc...y terminamos haciendo un drama de todo eso. Cuando en realidad, el cuerpo sólo nos está avisando que necesita nuestra atención y ciertos cuidados para volver a estar sano. Así que debemos de enfocar nuestra atención hacia esas personas que han vuelto a recuperar su salud y su sonrisa porque eso es lo que queremos".
     Eso me recordó a una amiga que pasaba la mayor parte de su tiempo oyendo, leyendo o hablando sobre historias dramáticas con graves enfermedades, pérdidas, etc...Terminó enfermándose. Hace mucho, yo también era un poco así. Apenas sonreía, apenas disfrutaba de la vida, me sentía dolida o atacada con facilidad. No terminaba de salir de un problema y me estaba esperando el otro. Hasta que apareció un "Ángel" en mi vida. En cuerpo de mujer. Me enseño ciertas técnicas que ella había aprendido y le habían ayudado. Yo le apreciaba mucho. Quería ser como ella. Empecé a fijarme en las cosas que ella hacía para irradiar esa belleza, ese amor y esa sabiduría. 
     Me costó mucho trabajo, pero mereció la pena. Logré cambiar mi actitud, mi forma de ser, mi forma de hablar y actuar. Y sigo esforzándome para seguir mejorando y aprendiendo. Ahora han empezado a verme a mi como un "Ángel". Pero repito, soy una más. Me preguntarán algunos: "¿entonces porqué no dicen eso a la persona que está a tu lado?". Os explico. 
A mi tampoco me lo dicen siempre. Sólo cuando logro "expandir belleza, amor y sabiduría", a través de mis palabras o acciones. La vida nos pone a todos a prueba. A mi también. He tenido mis recaídas y, sin darme cuenta, he vuelto atrás, hablando otra vez de cosas que me molestan o no me gustan, o malestares, etc,... En esos momentos, noto como la gente empieza a alejarse de mi. Y sigo siendo la misma persona. ¿Entonces cuál es la diferencia? Que ya no expando esa belleza, ese amor, esa sabiduría. Sólo tristeza y dolor. Agradezco a esas personas, porque me ayudan a reaccionar. A volver a conectarme con la luz. A retomar mis prácticas diarias, aquellas que me siguen ayudando a volver a conectarme con esa Fuente de Amor, en no ser solamente un cuerpo en la Tierra, sino "un cuerpo con luz en su interior, para alimentarse a si mismo y a otros". Porque en realidad,  lo que aprecian, es la luz que ven a través de mi, no a mí, como un cuerpo más en la Tierra. 
     ¿Me entienden ahora porqué no me siento "un Ángel en la Tierra"? Porque soy una más. Cuando me conecto con esas cascadas de Luz y Amor empiezo a `brillar´. Cuando caigo en la trampa del dolor y dejo de conectarme, vuelvo a perderme. 
     Como todos, cuando me siento agradecida a la vida, ella me sonríe. Pero cuando me siento des-agradecida, todo cambia. Ahora entiendo mejor cuando dicen: "todos somos iguales, somos seres de luz en cuerpos físicos actuando en la Tierra". Necesitamos de un `pepito grillo´, esa voz de la conciencia, para no perdernos. 
     Así que cada uno elegimos si queremos `brillar´o estar `apagados´. No hay receta mágica, sólo la intención de cambiar y el esfuerzo constante que conlleva, para después disfrutar de los frutos. 
Autora: Divya Vatnani.

BAJAR DE LAS ESTRELLAS




     Hoy he estado todo el día en casa. Quizás por eso, no me apetecía salir. Pero había que tirar la basura. Como siempre, al principio me da pereza. En cuanto salgo y respiro el aire puro y limpio de este lugar, me renuevo. Ese aire que entra en cada célula de mi cuerpo, llenándolas de vida y alegría, aunque el día haya sido difícil. Viendo el cielo con la Luna Llena sonriendo y las estrellas brillando, me perdí. En ese instante, fue como transportarme en una burbuja por el espacio. Ya no existía el tiempo. Ni el frío. Sólo una paz inmensa. 
     En eso, oí una voz desde mi interior diciéndome, ''las estrellas no sólo existen en el cielo, están en la Tierra también, en el corazón de cada Ser Humano. Fíjate bien y las encontrarás”. Estaba intentando encajar ese mensaje, cuando una chica desconocida, que paseaba a su perro, me dijo: ''Buenas noches!". Al verme sonreír, ella sonrío más todavía. ¡Me pareció la chica más guapa del mundo! ¿Quién ha dicho que la magia no existe? ¡Acabo de verla!

     En el camino de vuelta a casa, estuve recordando cómo era yo hace unos años. No quería salir de casa, tenía tanto miedo a lo desconocido. Siempre miraba hacia el cielo, y mi marido me decía: ¡''Bájate de las nubes, que vivimos en la Tierra!. ¡Las personas conocidas te saludan por la calle y ni te enteras!". 
Los que no me conocían, pensaban que estaba siempre enfadada. Pero en realidad, era una expresión de defensa. Hasta que aprendí a quitar, poco a poco, esas capas de miedo y sonreír al mundo, darle la bienvenida a la vida, a la plenitud de mi corazón. Quizás por eso, hoy las estrellas me quisieron transmitir, que ya no era necesario mirar siempre hacia arriba. Las estrellas existían en la Tierra también. Como esa, que vi brillando en la cara de esa chica bellísima, con una voz de ángel. 
     Con el paso del tiempo, veo que está página web, que nació hace apenas unos meses, se está convirtiendo en mi ''Querido Diario", donde puedo plasmar esas cosas que me dejan una huella tan profunda. Una vez más, GRACIAS INFINITAS a todas aquellas "estrellas en la Tierra" que me han llevado hasta aquí, incluyendo a esa chica con la que acabo de encontrarme. ¡Os quiero a tod@s!

 

Autora: Divya Vatnani.

 

LAS ESTRELLAS Y YO



Viendo las estrellas desde el balcón de mi casa, me acordé de aquella etapa de mi vida cuando tenía unos 21 años. Había perdido la ilusión de vivir. Me sentía muy triste, perdida y más sola que la una. Por una razón u otra, mis amistades se fueron alejando. Mis primos, con los que más disfrutaba, ya no vivían en ese barrio donde nos juntábamos para jugar al badminton. Algunos se casaron y otros se alejaron de la ciudad por motivos de estudios o trabajo, igual que mis amigos. Sólo estaban allí mis 5 - 6 primos pequeños, todos menores de 10 años. Entre ellos se lo pasaban pipa. A veces mi madre me llevaba a casa de mis tías para animarme un poco. Pero me sentía peor. No me interesaban los temas de los adultos, ni los juegos infantiles de mis primos pequeños. No había nadie de mi edad. Empecé a encerrarme en mi casa, deseando que apareciera algún día 'un Príncipe Azul', quizás para rescatarme de ese vacío en el que me estaba hundiendo cada vez más. Pero tampoco había mucha esperanza, con todos los complejos que yo tenía…

Una tarde, otra vez con la mirada perdida, pensé, ''Ojala alguien me pudiera mostrar un hilo de esperanza....una razón para sentirme feliz…''. Al ratito, tremendamente aburrida (o quizás deprimida), cogí una revista que vi por allí cerca. Abrí una página cualquiera, y las primeras palabras que captaron mis ojos fueron, ''la felicidad no se basa en lograr algo, sino en las pequeñas cosas del día a día - en esa flor que huele tan bien, en la risa inocente de un niño, el vuelo de una mariposa, el brillo de las estrellas en una noche oscura, y así un sin-fin de cosas”.  Me quedé pensando sobre eso un buen rato hasta que se me olvidó y volví a mi mundo oscuro y triste. 

Al día siguiente, otra vez mi madre insistió en llevarme a casa de mis tías. Fui allí a regañadientes. Estuve en la terraza. Era de noche. Mis primos pequeños jugando entre ellos como siempre. Y yo intentando pasar el rato como sea. En eso, me dio por mirar hacia el cielo. ¡Me acordé de la revista! Empecé a fijarme en una estrella, y otra, y otra. Me acordé de cuando en el colegio nos explicaron que ciertos conjuntos de estrellas formaban un dibujo en concreto. ¡Encontré unos que formaban una cometa! Allí mi cara empezó a iluminarse de alegría por el 'nuevo descubrimiento'. No recuerdo el rato que pasé mirando arriba, pero sí recuerdo el momento cuando de repente me rodearon mis primos para preguntarme lo que buscaba en el cielo. Les expliqué todo con detalle. A partir de ahí, ellos esperaban con ilusión mi visita para juntarnos y mirar hacia cielo buscando nuestras estrellas favoritas. No sé cómo ni cuándo empezó a desaparecer la tristeza y volvió la esperanza en mi vida. ¡Empecé a sentirme tan bien que ni me acordaba del 'Príncipe azul'! Pero apareció......en cuestión de semanas…

En aquel tiempo creí que todo eran coincidencias. Pero hoy he comprendido que para sentirnos feliz, primero hay que sembrar esas semillas de alegría en nuestro mundo interior, en el día a día, a través de las cosas pequeñas que se nos presentan en la vida diaria, para después manifestarla en nuestro mundo exterior, atrayendo situaciones que nos llenan de felicidad.

 

Autora: Divya Vatnani.

RESPIRACIÓN Y... ¿COINCIDENCIAS?

 

   Una tarde estaba en Urgencias con mi hijo,  esperando nuestro turno. La sala estaba llena aquel día. Había cierto ruido, pero nada molesto. Hasta que llegó una chica adolescente llorando y casi ahogándose por no poder respirar bien. Al parecer se había dado un golpe fuerte en el pecho o le dolía mucho. Todos se quedaron callados mirando hacia ella con cara de preocupación. En ese instante todos parecieron olvidarse de su propio dolor o molestia. Se quedaron pensando en lo que le había pasado a la jovencita. Y yo también. De pronto me acordé de las respiraciones. Intenté desconectarme de la niña y centrarme en las inhalaciones y exhalaciones. Los enfermeros no tardaron en llamarla para que pasara, aunque yo seguí con mi ejercicio. 

   Los siguientes en pasar éramos nosotros. Después de entrar allí, mientras hablaba sobre el tema de mi hijo, se me había olvidado toda aquella historia. De repente nos llamaron la atención unas carcajadas de una jovencita... ¡Era la misma! ¡Qué alegría! ¡El truco había funcionado! Y así sigo probando en distintas situaciones, sea un ambiente de discusiones, un viento fuerte y molesto y, cualquier situación que me afecte o me desconcentre.  

 

   Hace poco una amiga estaba en el coche con su marido cuando presenciaron un accidente. Se veían heridos pero no había ambulancia. Como no pudieron parar, preocupándose, enseguida empezó a hacer estas respiraciones. Pronto vieron la ambulancia llegando de frente y ella se quedó tranquila. 

¿Cosas de coincidencia? Les recomiendo probarlo...  

 
Autora: Divya Vatnani.

 

"MAL DE OJO"

 

   Esta experiencia la viví hace unos cuantos años. Llevaba tres días seguidos con gripe, fiebre y mucho escalofrío. El cuarto día cuando vi que no mejoraba, tuve una sensación extraña. Así que me puse a meditar y a preguntar en mi interior el porqué de esta situación que no me cuadraba.

   Recibí la respuesta enseguida - Es un “mal de ojo”. ¡No me lo podía creer! Para mí que estas cosas ya no existían en estos nuevos tiempos. Decidí seguir investigando y pregunté quién lo había hecho. Recibí el nombre de la persona y el lugar  donde todo ocurrió. Ahora sí que me empezó a faltar el aire. ¡No podía ser! Se trataba de una persona tan cercana, tan querida.

   -¿Y ahora qué hago? - pensé.

    Esta fue la siguiente información que me llegó y me ayudó a entender tantas cosas: -“un mal de ojo es simplemente un pensamiento negativo surgido de repente, como otros tantos, muchas veces sin la intención de hacer daño a nadie. 

   Pensar es algo más que natural en el Ser Humano, nadie puede evitarlo. Dependiendo de nuestro estado de ánimo, puede ser negativo o positivo. Tiene la capacidad de influir en otra persona solamente cuando ésta se encuentra también en un estado anímico bajo, con miedo y desamor en el fondo. Según la ley de atracción, siempre atraemos lo semejante a nosotros. 

   En este caso, la persona que me había echado un mal de ojo inconscientemente, me estaba recordando que mis fuerzas interiores necesitaban reforzarse. Por lo cual le debía un profundo agradecimiento”.

   Después de esta explicación me di cuenta que hacía varios días, entre una cosa y otra, que había dejado de meditar y hacer mis decretos. Así que volví a retomar mis hábitos.

Claro, normalmente la gripe o cualquier otro virus o bacteria nos afecta cuando tenemos las defensas bajas. En este caso es lo mismo. Estas cosas nos afectan sólo cuando tenemos algo débil, la fuerza interior, el amor profundo hacia nosotros mismos y los demás, y cuando aún vivimos en el miedo, mucho o poco.   

   Esta experiencia me ayudó mucho a superar otra que me tocó más adelante. 

   Se trataba de un señor mayor que hacía `magia negra´ o  cosas de estas. Todos me avisaban de mantenerme alejada de él, y no aceptar nada de comer o beber que él ofrecía a muchos `con intención de hacer daño´. Mientras yo vivía en el miedo, me asustaban estas cosas y no me gustaba ese señor. Pero  un día en concreto, cuando había hecho varias terapias y me sentía muy contenta, feliz y llena de amor, coincidí con ese señor y su familia. Me ofreció unos dulces del pueblo y no pude evitarlo. Simplemente los acepté con mucho amor, me los comí y seguí tan feliz, quizás porque ese día mis `defensas interiores´ estaban bastante fuertes. Pocos meses después, aquel señor falleció. Hoy en día agradezco, en el fondo, haber aceptado los dulces que nos ofreció y la gran lección que me enseño. 

Doy infinitas gracias al Universo por ayudarme a comprender lo que es el Amor Incondicional.

   Sigo aprendiendo cada día, con cada experiencia que trae la vida hacia mí.

 

Autora: Divya Vatnani.

 

 

UN TROZO DE PAN

 

 

   María, Patricia y yo estábamos tranquilamente tomando un cafecito en un bar-terraza. En eso, nos llamó la atención una escena que ocurrió en la panadería de enfrente. Un chico joven entró allí, compró una barra grande de pan, y al salir, intentó meterla en la bolsa que tenía en la mano. Como vio que no le entraba, y le molestaba al caminar, partió un trozo y lo tiró en una papelera.

   ¿Cómo reaccionarían ustedes si ven esto?

   En nuestro caso, María se enfadó un poco, pero enseguida se puso a hacer la llama violeta para transmutar ese sentimiento incómodo que despertó en ella. Yo logré mantenerme en mi centro, por lo menos en ese momento. La que más se vio afectada era Patricia. Se le puso el pelo de punta, el cuerpo le empezó a picar de la rabia que le dio pensando en que cuántas personas agradecerían ese trozo de pan que este chico acababa de tirar, sin pensárselo dos veces. Nos contó que hace unos años le había tocado pasar una situación muy dura, en la cual ella tuvo que pasar una semana pidiendo hasta un trozo

de pan para poder sobrevivir. Y ahora no entendía como para algunas personas un trozo de pan no tenía ningún valor, y encima pan caliente recién comprado.

   Intentamos explicarle que en el mundo hay todo tipo de personas y no podemos cambiarlos a todos. A veces no nos queda más remedio que aceptar ese tipo de situaciones. Si ese chico actuó de esa manera, no era por ser malo ni nada, simplemente porque quizás aún no le había tocado vivir una situación que le enseñara a valorar ese trozo de pan. Pero era tanto el dolor que ella había vivido en el pasado que si fuera posible, se levantaría enseguida para darle una buena charla a ese chico, y quizás una bofetada también. Se quedó callada para no meterse con él y complicar aún más la situación.

   Más tarde cuando me fui a casa, empecé a meditar sobre el tema para intentar entenderlo. Una misma situación... reacciones distintas... ¿por qué?

   Cada una habíamos experimentado distintos tipos de dolor o sufrimiento en distintos momentos de la vida. Pero María y yo llevábamos mucho tiempo en este camino, ransmutando las cosas o sentimientos del pasado, a través de decretos, sanaciones u otra técnicas, por lo cual teníamos nuestras 'cicatrices' casi curadas, y teníamos cierta práctica para seguir transmutando las que van surgiendo en el día a día. Patricia aún llevaba poco tiempo en estos temas y tenía las heridas aún sin cicatrizar. Por eso el camino espiritual es una gran ayuda para aprender a enfrentar de forma positiva los sucesos de cada día y cada instante, sin perder nuestro centro, nuestra alegría y nuestra paz interior. Lo importante no es lo que sucede, por muy doloroso que sea, por mucho que nos afecte. Lo importante es el sentimiento que genera en nosotros, y cómo reaccionamos. ¿Con tranquilidad? ¿Con amor? ¿Con impotencia? ¿Con rabia? Si no conseguimos transmutar esos sentimientos cuanto antes, seguirán repitiéndose a través de otras situaciones y nos costará mucho sentir la paz interior, que no se consigue alejándonos o evitando los problemas, sino aprendiendo a ser 'inmune' a ellos, respetándolos, aceptando su proceso personal. Las personas o las situaciones que nos sacan de quicio a veces, en realidad nos están poniendo a prueba, dándonos la oportunidad de elegir amar o no.

   En cada momento, la vida está poniendo a prueba nuestra capacidad de amar, nuestra paz interior, a través de distintos hechos. En nuestras manos está la labor de ir superando poco a poco los distintos sentimientos de desamor y convertirlos en amor puro, hacia todos, pase lo que pase, comprendiendo que detrás de cada hecho hay una razón, una lección, que por muy dura que sea, ayudará a cada uno a superar sus propios límites y vibrar en el amor incondicional. Y cuando nos impregnamos de ese 'perfume' de amor, lo iremos expandiendo a cada paso de nuestra vida.

 

Autora: Divya Vatnani.

 

 

CADENA DE CULPABILIDAD

 

 

Hoy parecía ser un domingo estupendo. Desde la mañana, todo fue tan fluido y tranquilo. Uno de esos días cuando piensas: 'ojalá siempre fuera así!

La meditación me salió muy bien, el paseo con la familia, el almuerzo, etc., todo fue perfecto, entre risas y alegría. Por la tarde, viendo el clima tan agradable, decidimos coger el coche para ir a pasear un poco por uno de esos pueblos tan tranquilos y disfrutar del paisaje y el aire tan puro de esos lugares, lejos de la ciudad. Hace tiempo que no conducía en una zona montañosa. Estuve disfrutando de cada momento a tope.

Llegamos a ese pueblo, aparcamos el coche y recorrimos un par de calles a pie. Apenas había gente alrededor. Hacía tiempo que no íbamos allí. Nos encontramos con ciertos cambios. Por ejemplo, un colegio nuevo, pequeño y muy interesante. En el patio del recreo, habían dibujado en el suelo unas señales de tráfico, como una rotonda, un 'ceda el paso', una carretera con doble sentido, un paso de peatones, etc. Supongo que era una manera divertida de enseñar a los niños algunas reglas sobre conducir un coche para que entiendan esos 'dibujos' cuando los vean en las carreteras. Después, en las paredes había algunas frases escritas por los niños con tiza, por ejemplo, 'cuando ayudas a los demás, tu vida mejora', 'sin amor no hay paz, 'sin paz no hay alegría', 'sin alegría no hay vida', etc. Era tan bonito ver todo eso.

Más adelante coincidimos con un árbol con frutas. ¡¡Parecía un regalo del Universo!! De forma espontánea, empezamos a coger algunas. Una de aquí, otra por allí, y mi mano estaba cogiendo una tercera fruta cuando vi a una señora sentada a unos pocos metros mirándome... No tenía muy buena cara... Me quedé helada... En un instante pasaron miles de cosas por mi mente... la primera, el hecho de darme cuenta que ese árbol estaba dentro del patio de esa señora... ¿Qué va a pensar? Que he robado... Pero si no era mi intención... Además cogimos las frutas de esa gran parte del árbol que estaba sobresaliendo... de la otra manera se hubieran caído al suelo y podrido...

Habían pasado varios minutos desde aquello, ya estamos conduciendo de vuelta a casa... pero mi mente se había bloqueada con esa imagen... seguí pensando... quizás podía haberle pedido disculpas... tenía que haber pensado dos veces antes de 'robar'... pero es que fue tan espontáneo que ni me dio tiempo de pensar... ¿debería de tomarlo como una lección para más adelante? Por ahora me siento CULPABLE... ¿qué puedo hacer para no seguir sintiéndome así? ¿Transmutar? ¿Por qué tenía que pasar esto si todo iba tan bien? ¡Es increíble como un suceso inesperado, tan pequeño como éste, puede dar la vuelta a un día normal y corriente!!

Mientras le daba mil vueltas a todo aquello, oí un coche tocando el claxon. ¡Justo el toque que necesitaba para volver al aquí y ahora, a la carretera, al volante! Otra vez me sentí CULPABLE. Si hubiera prestado atención, no hubiera molestado a aquel conductor... eso me pasa por pensar tanto... ¿pero cómo puedo quitarme de la cabeza la escena de la fruta? Con su olor tan rico extendiéndose en el coche parecía llamar mi atención una y otra vez... En ese momento, una de las personas que iba conmigo en el coche, me dijo, '¿qué te pasa que llevas un buen rato perdida en otra parte? Te estoy

hablando y no me respondes. ¿No estarás pensando en aquellas frutas que cogimos, no? ¡Si fue una tontería! ¿Ahora no vas a pasar toda la vida pensando en aquello, no? ¡Por Dios!'. ¡Otra razón más para sentirme CULPABLE! Pero esta vez sí conseguí reaccionar y comprender una gran lección escondida detrás de todo lo que estaba pasando.

Primero la escena de aquella mujer mirándome se queda grabada en mi mente en forma de memoria fotográfica. Genera en mí un sentimiento de CULPABILIDAD. ¡Me quedé bloqueada con esa imagen! Tanto que pierdo conciencia de todo lo que sucede después... a pesar de estar conduciendo a 90km/h... a pesar de estar con más personas en el coche... a pesar de estar conduciendo por un paisaje bellísimo... por el cual no pasamos todos los días... todo lo que voy perdiendo por no estar concentrada en el aquí y ahora... ¿qué sucede entonces? El Universo me transmite una sensación rara... como diciéndome '¿tanto te gusta sentirte culpable? Pues te doy más oportunidades para seguir sintiéndote culpable'. Y me siento CULPABLE una y otra vez, con distintas situaciones. Hasta que por fin me doy cuenta. Intento cambiar de chip. Me siento 80% mejor. Pero cuando llego a casa, suceden otras cosas leves que me hacen sentir algo CULPABLE. Y me doy cuenta que aún no estoy del todo en el aquí y ahora. Miro arriba, y pido ayuda a algún guía o angelito que esté por allí. Acto seguido, se me ocurre DAR LAS GRACIAS, aunque sea en mi interior, a esa señora por ayudarme a tomar conciencia de muchas cosas y a comprender como nos bloqueamos y como nos influye después. ¡¡Gracias al Universo por haber logrado, por fin, transmutar la CULPABILIDAD EN AGRADECIMIENTO!!

En pocos minutos, me llama una amiga. Me pregunta si estaba ocupada. Le cuento que estaba plasmando un suceso reciente en forma de relato, y convirtiendo a la vez la culpabilidad en agradecimiento. Y me dice 'dale también las gracias al Universo por haber puesto en tu camino ese árbol, a través de ese árbol esa sabiduría, que ahora convertida en relato puede ayudar a muchas personas más'. El día empezó siendo mágico, y está terminando también de una forma mágica, ¿no creen?

¿Qué si era correcto robar aquella fruta? ¿Qué si volvería a hacerlo? ¿Qué si mi comportamiento será diferente la próxima vez? Sinceramente, no lo sé. Por ahora, elijo disfrutar de este momento presente y sentirme feliz y agradecida, porque este momento en concreto no se volverá a repetir nunca más, y prefiero aprovecharlo al máximo en vez de 'estar viajando en el futuro, mentalmente'.

Hoy he entendido con más claridad por qué muchas veces ciertas situaciones, y especialmente ciertos sentimientos se repiten una y otra vez en nuestras vidas. Seguramente, de forma inconsciente, nos quedamos bloqueados en alguna 'memoria fotográfica' del pasado, en esa sensación que sentimos en aquel momento, en esa CULPABILIDAD, ese dolor, esa impotencia, esa rabia, etc. Y seguimos atrayéndola una y otra vez hasta que algún golpe de la vida nos hace reaccionar de otra manera, o hasta que tomamos conciencia y, nos damos cuenta y elegimos cambiar nuestra actitud. Muy en el fondo, pienso que casi todos los trabajos de sanación se basan en ayudarnos a buscar, y una por una, borrar esas memorias del pasado que no nos permiten estar en este momento presente y disfrutarlo. Supongo que allí está el secreto de esa ‘paz interior’ que llevamos todos buscando, en borrar continuamente esas 'memorias fotográficas' que nos bloquean, igual que borramos de una cámara digital todas aquellas fotos que no nos gustan o nos dejan con una sensación de sinsabor. Por otra parte, centrarnos en buscar alguna manera de convertir ese bloqueo que nos lleva a la oscuridad, en un agradecimiento que nos puede ayudar a movernos a nosotros y a otros, hacia la luz, hacia la esperanza y la comprensión, hacia la paz, el amor y la alegría. Y quizás, sin darnos cuenta, nos vamos colocando cada uno en el camino que hemos venido a recorrer en nuestro plan de vida.

 

Autora: Divya Vatnani

 

LIMPIEZA PROFUNDA DE MI CASA

 

Llevaba días diciendo que necesito limpiar y re-ordenar los armarios y cajones de mi casa. Cuando menos me acordaba del tema, apareció el momento. En principio fue interesante. Empecé por aquellos cajones donde suelo guardar mis montones de recetas, y aquellos libros, archivos, carpetas, folios sueltos o CDs que había ido adquiriendo en estos últimos años en el camino del despertar de la conciencia. Había muchas cosas que ya no me servían. A pesar de ser muy interesantes ya no resonaban conmigo. Aún así los había guardado un par de años... sin ni siquiera tocarlos... bueno, sólo para limpiarlos y volver a guardarlos como 'un tesoro que algún día me podría servir a mí o a otra persona'. Pero esta vez algo muy profundo en mí me pedía liberarme de ellos. Quizás porque me di cuenta que por mucho que los leía, se me olvidaban las cosas. Me di cuenta que no hay mejor enseñanza que lo que uno ha vivido y practicado en su vida diaria. Estas cosas pueden servir de guía, de ánimo, pero si no se practican, se olvidan. Y como no se puede practicar de todo, prefiero quedarme con lo que me resuene en vez de seguir acumulando más cosas e información. Sin darle más vueltas, decidí deshacerme de ellos.

Es curioso como a veces un acto tan sencillo nos puede aportar una sensación de haberse quitado un peso de encima y sentir mucha ligereza en mi interior. Por lo menos eso es lo que yo sentí.

Seguí revisando y encontré también cosas que podían servir de gran utilidad, en este momento, tanto para mí como para una amiga que justo en estos días me había pedido cierta información. Las saqué afuera en vez de meterlas otra vez en el cajón. Lo que si dejé allí, era todo aquello que seguía usando en estos días.

 

Después de terminarlo todo, me senté en el sofá, reposando mi cabeza hacia atrás para descansar unos minutos. Empecé a viajar en mis pensamientos más profundos... me acordé de esa amiga que recientemente me había comentado que había recibido un aviso de embargo y no sabía qué hacer, cómo enfrentar la situación. Su mayor preocupación no era dejar su casa. En el fondo ella sabía que aunque no fuera fácil, tenía la fuerza suficiente de volver a empezar desde cero. Lo que no le gustaba era la sensación de dejar, atrás en la casa, tantas cosas pequeñas o grandes (porque no le iba a ser posible llevarlo todo sin saber ni siquiera a donde iba a ir). Especialmente cosas que podían servir de gran utilidad a otros necesitados. No había tiempo suficiente para revisar y regalar cada cosa. Tampoco lo quería hacer porque siempre había posibilidades de poder salvar la situación a última hora. Estábamos intentando ayudarla en lo que se podía.

 

Mientras pensaba en todo eso, mi mente empezó a volar por otra parte... Dicen que nuestro cuerpo es como una casa donde reside nuestra alma mientras está en la Tierra. La usamos durante un tiempo y después la dejamos. Mientras vivimos allí dentro, la llenamos de vida y energía. Pero cuando la dejamos vacía después de tanto usarla, al no tener vitalidad, esa casa, nuestro cuerpo, aquel `molde´ que nos permite estar y mover en la Tierra, se descompone.

 

Mientras estamos allí dentro, aprovechamos continuamente para `llenarla y vaciarla´, un proceso continuo que ayuda a mantener un equilibrio; inhalamos - exhalamos, ingerimos - desechamos, pero eso, a nivel físico. ¿Y lo hacemos a nivel mental y espiritual?

Creo que muchos nos estamos esforzando para hacerlo a nivel mental también intentando `limpiar la mente´ a través de distintas terapias o métodos y llenándola con nuevos conocimientos. ¿Y a nivel espiritual?

Cuando pensé en eso, de golpe me sentí algo `egoísta´.

 

En los últimos meses he estado pasando por muchos cambios interiores que me han servido para entender cosas que llevaba tiempo intentando comprender y no había manera. Pero cuando alguien me pedía consejo o ayuda, me callaba muchas cosas por timidez, pensando en que no sabría explicarlo, no me entenderían; cosas que podían servir y enriquecer a muchos. Por primera vez, sentí que esa `timidez´ era en realidad el `ego´. Si mañana tuviera que vaciar mi casa (mi cuerpo), lo que más me dolería sería el hecho de no haber compartido con todos aquello que a mi me había servido tanto. Igual que mi amiga, quedarían atrás tantas cosas (o conocimientos) pequeños o grandes, que podrían ser de gran utilidad a otros que los están buscando. De ahí que decidí salir de mi timidez y aportar a los demás todo lo que yo había llegado a entender. A lo mejor me equivocaré la primera vez, no sabré explicarlo bien, pero por lo menos me servirá para ir mejorando mi forma de explicar y transmitir las ideas. Por lo menos no saldré 'de mi casa' (cuerpo) con esa pena de no haberlo intentado. Y seguramente será un gran enriquecimiento para mí también.

Sigo muy agradecida al Universo por todo lo que me está aportando, y a cada uno de ustedes, por vuestro amor y apoyo. Cada día entiendo con más claridad el gran regalo que es la vida, por muy duras que sean las situaciones a veces. Espero seguir profundizando en este camino maravilloso y seguir compartiendo lo aprendido con los que así lo desean.

 

Autora: Divya Vatnani.

 

GRACIAS GATITO

 

   Tania llegó a mi consulta en busca de una respuesta por la ansiedad que estaba sufriendo hacía tiempo. Me estuvo contando que tenía un perro y un gato preciosos. Llevaban años con ella, ya eran parte de la familia. Sus hijos los adoraban. Un día inesperado, su gato le clavó los dientes cerca del tobillo derecho. Tanía no le dio mucha importancia a la herida sabiendo que su gato estaba vacunado. A la mañana siguiente, cuando se encontró con el tobillo hinchado, se fue corriendo al hospital. La tuvieron que ingresar de inmediato, durante un par de días. Pero la historia no terminó allí. Una complicación fue llevando a otra. Tanía estuvo de baja mucho tiempo hasta tener que dejar el trabajo. Así han pasado unos dos años llenos de visitas constantes al médico, angustia y sufrimiento. Ella sigue queriendo mucho a su gato porque es consciente que aquello sólo fue un accidente.

   Mientras ella me comentaba todo esto, no pude evitar una sonrisa. La dije - 'Ese gato ha sido una bendición en tu vida, ¿a que si? ¿Cuánto ha transformado tu vida desde entonces? ¿Cuántas cosas nuevas has aprendido? Quizás si no fuera por tu gato, no hubieras cambiado nunca tu estilo de vida. Tu ansiedad no es de ahora. Es de hace mucho tiempo. La diferencia es que antes no le prestabas atención, y ahora no te queda otra.'

   Ella empezó a reír. Dijo que era totalmente cierto. Ahora había empezado a ver cosas que antes no veía. Había sido una experiencia dura pero le estaba ayudando a entender tantas cosas y a tomar conciencia. En el fondo estaba muy agradecida. A medida que hacía un esfuerzo para cambiar su forma de ver la vida, su salud estaba mejorando.

   Así es como empieza la transformación en la gran mayoría de nosotros. Una incidencia inesperada nos 'obliga' a cambiar muchas cosas en nuestras vidas. A tomar conciencia de nosotros mismos, de nuestras vidas, de lo que realmente queremos para nosotros.  Últimamente este tipo de cosas están pasando cada vez más porque en el fondo muchas personas están deseando cambiar sus vidas, pero no saben como, por dónde empezar. La oportunidad les está llegando a través de una discusión, una ruptura dolorosa, una separación familiar, un problema de salud, un accidente, problemas económicos, etc. Cosas que causan mucho sufrimiento en principio, pero que agradecemos con el paso del tiempo al entender el objetivo y la enseñanza que trae detrás. Y al aprender desde la experiencia propia, podemos ir ayudando a otros también. Es la mejor manera. ¡Enseñar desde lo que uno ha vivido!.

 

Autora: Divya Vatnani.

 

UNA MARIQUITA ME TRAJO AL PRESENTE

 

Me gustaría compartir con todos esta experiencia porque muchas veces he sentido que la felicidad es algo que primero se siente en el interior y después se manifiesta en nuestro mundo. Así lo comprobé una vez más.

Este domingo mi marido y yo fuimos a pasear a un pueblo cercano. Aparentemente el motivo era ir a visitar el mercado que suelen poner allí una vez al mes, pero en el fondo, como para muchas otras personas, la idea era desconectar la mente de la rutina, hacer algo diferente para aprovechar un día de descanso. Los días anteriores y esa mañana habían pasado pequeñas cosas que otras veces me hubieran preocupado lo suficiente para no poder disfrutar, pero quizás gracias a todas las herramientas que me han ayudado a entender el porqué de muchas cosas y ver la perfección en cada hecho sin intentar controlarlo todo desde la mente, salí de casa sincronizada con la felicidad. El resultado fue un par de coincidencias que hicieron que me sintiera en el cielo.

Nada más llegar allí, nos encontramos con unos amigos con los que me apetecía quedar desde hacía varias semanas pero siempre surgía una cosa o la otra. En cuanto llegamos a la plaza, vi unas remolachas con hojas largas. Me llamaron mucho la atención y terminamos comprándolas para preparar una especie de mojo con las hojas. No sé si yo me sentía diferente o algo había cambiado en el mismo mercado pequeño que había visitado varias veces. Había muchos objetos artesanales curiosos, bonitos y originales. Me di cuenta que otras veces había ido con mil cosas en la mente por lo que no paraba de fijarme en los pequeños detalles. ¡¡Justo al final, vi ese arbolito que llevaba tiempo buscando!!  Un pequeño naranjo.

A la vuelta, mientras íbamos caminando hacia el coche, gozaba viendo las margaritas y la hierba crecida del campo, un verdadero lujo para los que no estamos acostumbrados a ver tanto verde en esta isla. Decidimos dar un paseo por allí. En ese momento la vi. Una mariquita escondiéndose alrededor de una flor. Me agache para verla. Por un momento era como si se hubiera parado el tiempo. Me desconecté de mi marido, del ruido alrededor de los coches, de todo. Me quedé completamente absorta en esa escena. Desaparecieron tiempo y espacio, quedando solo sensaciones divinas. Quizás era eso a lo que llamaban `meditar con los ojos abiertos´, `estar conectado con la Divinidad´ o `estar en el momento presente´.

Si toda la mañana fue muy bonita, a partir de allí todo fue mágico. Fuimos encontrando otras sorpresas. Encontré incluso una planta que llevaba unas semanas buscando – la vinagrera. ¡No podía pedir más!

Sin duda a veces cuesta mucho trabajo encontrar ese tipo de paz y plenitud en medio del caos de cada día, ¡pero el esfuerzo merece la pena! Me siento muy agradecida a la vida por haberme llevado hacia este camino llamado `la espiritualidad´ que nos ayuda a ver la grandiosidad en cada experiencia, por enseñarme a disfrutar de esos pequeños momentos que siempre habían estado allí pero pasaban desapercibidos ante mis ojos. Gracias a esa mariquita y a otras que aparecieron también ;).

 

Autora: Divya Vatnani.